Este estudio revela avances dispares en la lucha contra la desnutrición en los últimos 13 años. Si bien el retraso del crecimiento infantil ha disminuido, en particular en los países de ingresos medios, las regiones de bajos ingresos aún enfrentan desafíos importantes en materia de retraso del crecimiento y emaciación, que siguen siendo problemas críticos de salud pública. Es alarmante que el 4.7% de los niños en los países de bajos ingresos padezcan ambas afecciones simultáneamente, lo que lleva a un aumento de 4.8 veces en el riesgo de mortalidad. El estudio destaca que el retraso del crecimiento y la emaciación a menudo comienzan al nacer y alcanzan su punto máximo durante los primeros seis meses de vida. A pesar de un lento descenso anual en la prevalencia mundial de bajo peso al nacer, la prevalencia de deficiencias de vitamina A y zinc sigue siendo alta, especialmente en África y el sur de Asia. Entre las mujeres, la prevalencia del bajo índice de masa corporal se ha reducido a la mitad en los países de ingresos medios, pero la baja estatura y la anemia siguen siendo preocupaciones importantes. El estudio subraya las persistentes desigualdades sociales en materia de desnutrición, y hace hincapié en la necesidad de acciones multisectoriales para acelerar el progreso, en particular a la luz de los posibles reveses de la pandemia de COVID-19.