Los conflictos armados y los desastres naturales causan un sufrimiento psicológico y social considerable a las poblaciones afectadas. Las repercusiones psicológicas y sociales de las emergencias pueden ser graves a corto plazo, pero también pueden socavar la salud mental y el bienestar psicosocial a largo plazo de la población afectada. Estas repercusiones pueden amenazar la paz, los derechos humanos y el desarrollo. Por tanto, una de las prioridades en situaciones de emergencia es proteger y mejorar la salud mental y el bienestar psicosocial de las personas. Para lograr esta prioridad se requiere una acción coordinada entre todos los agentes humanitarios gubernamentales y no gubernamentales.

Sin embargo, una laguna importante ha sido la ausencia de un marco interinstitucional y multisectorial que permita una coordinación eficaz, identifique prácticas útiles y señale prácticas potencialmente dañinas, y aclare cómo se complementan entre sí los diferentes enfoques de la salud mental y el apoyo psicosocial. Este documento tiene por objeto colmar esa laguna.

Estas directrices reflejan las opiniones de profesionales de distintas regiones geográficas, disciplinas y sectores, y reflejan un consenso emergente sobre las buenas prácticas entre los profesionales. La idea central que las sustenta es que, en la fase inicial de una emergencia, los apoyos sociales son esenciales para proteger y apoyar la salud mental y el bienestar psicosocial. Además, las directrices recomiendan intervenciones psicológicas y psiquiátricas seleccionadas para problemas específicos.

El paquete de promoción forma parte de una campaña para alentar a todos los actores humanitarios y a los Estados miembros de las Naciones Unidas afectados por emergencias o en riesgo de sufrirlas a que adopten y apliquen las Directrices del IASC sobre salud mental y apoyo psicosocial. También destaca los avances logrados por los países que ya las han aplicado.

Las directrices incluyen actividades clave para la campaña, como eventos de promoción, desarrollo de planes de acción, herramientas de coordinación y listas de verificación para identificar brechas. También incluyen mensajes e ideas clave para su implementación ante comunidades, gobiernos, donantes, organizaciones de las Naciones Unidas y ONG. Las directrices pueden utilizarse como:

1) Una guía para la planificación y el diseño de programas

2) Promoción de mejores prácticas

3) Recurso para intervenciones o acciones

4) Una herramienta de coordinación

5) Lista de verificación para identificar brechas